La mujer de la chimenea, relato erotico
Ella era la clásica mujer de clase alta, vestidos, joyas, mansión…. aun así, no lo tenía todo, su marido la tenia insatisfecha en la cama. La postura del misionero, un mete saca rapidito, ni pensar en otras variaciones de folleteo ni sexo oral ni por supuesto anal…
Sus amigas le habían hablado de los goces del sexo oral, no solo darlo, notar como el fláccido miembro viril va creciendo en la boca mientras la lengua juguetea con él, como llega ya un momento que apenas cabe en la boca, notar la respiración entrecortada de él mientras le das placer. Ese movimiento de la boca simulando la penetración. La sensación de poder que da notar como el está a merced de esa sabia boca que lo devora, que pide mas y mas hasta llegar al final, al estallido del néctar en la garganta, ese néctar un tanto denso y cálido fruto de esas sabias lamidas, una buena mamada, si….
Ella echaba de menos que la lamieran ahí abajo, notar la respiración de su amado en su bonito sexo, un beso profundo, con lengua en esos sus labios más íntimos, si, lo echaba de menos, había visto en las películas cuan placentero podría ser y no quería perdérselo.
Así que se apuntó a una de esas páginas de internet, de esas que ofrecen amor y amistad, aun cuando no buscaba ni lo uno ni lo otro. ¿Quién sabe lo que una busca realmente? pensó.
Amigos ya tenía muchos, si eres rico no te faltan amigos, o al menos personas que dicen ser tus amigos, pero claro, ¿Cómo pedirles que te coman el coño?
Y amor…. Ya tenía a su pareja, no, tampoco lo buscaba, ¿No podría ser todo más simple?
Así que de todos modos tenía que ser alguien de fuera de su círculo y se decidió.
Una buena tarde recibió un mensaje del primer chico al que había visitado su perfil, le recordó tiempos mejores cuando aún era libre y se decidió a contestar.
Quedaron a tomar algo una tarde y se gustaron, parecía un chico de confianza y la forma de moverse le sedujo, si… el seria el afortunado…..
Se intercambiaron los teléfonos y hablaron alguna vez más. Una buena noche ella le llamó, su marido acababa de partir para el extranjero, ella había despedido al servicio y se encontraba sola en casa, había estado leyendo algo de literatura erótica que le encantaba y se encontraba ciertamente caliente.
Quería… estaba dispuesta a recuperar el tiempo perdido, sentirse otra vez como si tuviera 20 años y las hormonas estuvieran en su máximo momento de esplendor.
Así pues se vistió con una blusa tipo escolar y una faldita de tablas, no llevaba sujetador ni braguita aunque si unas medias con liguero, para rematar, unos zapatos de alto tacón. Si, parecía o más bien era una niña traviesa…
Ella lo esperaba en casa, le dijo que la puerta de entrada estaría abierta, ella estaba en el salón, acababa de preparar una fantástica botella de champagne, unos bombones belgas y un par de copas…
Lo oyó entrar por la puerta, ella se puso en pie, fue hasta la magnífica chimenea ahora apagada y se apoyó en ella con las piernas ligeramente abiertas, al verlo entrar al salón ella se levantó la falda, con los dedos de una mano señalo su ardiente sexo mientras que con la otra le hacía a su amante signos de que se acercara.
El estaba fascinado, le gustaba mucho mucho el sexo oral, recibir pero también dar placer. Que una chica lo deseara de tal modo que le ofreciera nada más entrar por la puerta la visión de su palpitante sexo, le pareció muy excitante y halagador. El sabía que era la primera vez de ella así que se hizo de rogar.
Se tumbó en el suelo boca abajo y empezó a gatear lentamente hacia ella, ella entendió el juego y todavía se calentó mas, su sexo estaba ya muy húmedo, el néctar empezaba a aflorar de su rajita, el la miraba con fruición y deseo, ese dulce coño enmarcado por la falda por arriba y el encaje de las medias por abajo lo volvía loco, ella lo sabía y con dos dedos entreabrió su coño para que el gozara mas aun de esa visión.
El seguía gateando lentamente, desde ahí abajo las piernas de ella le parecieron imponentes subida en esos espectaculares tacones y ese triangulito le estaba volviendo loco, notaba su tremenda erección en los pantalones.
Ella fue mas perversa aun, mojó un dedo metiéndolo un poquito en su coño, le enseñó el dedo mojado y se lo llevó a la boca, nunca lo había hecho y le sorprendió un tanto su propio sabor pero sabía que a el eso le pondría frenético….
El quería lamerlo ya y ya su cabeza estaba a poca distancia de ese precioso coño pero ella le ordenó que esperara un poquito más, mojó otro dedo en su rajita y se lo dio a probar a él.
El chupó el dedo con fruición, notando el dulce sabor de ese néctar maravilloso y quiso mas, ella se lo permitió y le dejó hacer.
Luego le besó los tobillos, las pantorrillas, fue subiendo hasta mordisquear levemente las rodillas, siguió subiendo hasta que se acabó la tela de las medias y ya solo estaba la suave piel de los muslos a muy poca distancia de la rajita de su amante.
Mientras se deleitaba besando los muslos, notaba la proximidad del sexo de ella, ese calor húmedo que desprendía lo volvía loco, ella gemía esperando el anhelado contacto de los labios de él en sus más íntimos recovecos.
El se decidió, mientras de rodillas aferraba los muslos de ella le besó suavemente los henchidos labios, ella se estremeció, dejó caer la falda sobre la cabeza de él y empezó a acariciarse los pechos a través de la blusa.
Ella no podía dar crédito a tanto placer, a tanto morbo, allí estaba con ese casi desconocido en su casa lamiendo lo mas intimo de su ser, como lo deseaba, como lo había deseado tantas y tantas veces, como lo había fantaseado y al final sucedió y fue incluso más placentero aun, el era un verdadero experto
Temió que él no encontrara el clítoris, tan abandonado a su suerte en su matrimonio pero el, después de besar los labios de su coño, pasó la lengua por la rajita una y otra vez. A cada pasada la rajita se iba entreabriendo y el profundizaba mas con su lengua, al final, el atrapó el clítoris con sus labios mientras le daba suave golpes con la lengua, su sabia barbilla frotaba los labios.
Cuando ya parecía que no podía haber más placer ni sorpresas, el la aferró por las nalgas y le hizo apartar un poco el culo de la chimenea. El, aprovechando un mejor ángulo bajo con su lengua hasta… si, hasta ese olvidado pocito de placer que ella atesoraba entre las nalgas. Esto la sorprendió un tanto pero se abandonó a esa nueva caricia. La hábil lengua de el explorándola ahí le proporcionó un placer nuevo e intenso
El, lamia su culito mientras su nariz frotaba la rajita, al principio el agujerito estaba cerrado pero pronto se abrió a su lengua y el la introducía y la sacaba en una sutil penetración mientras al tiempo su nariz se metía en el coño y sus manos aferraban las firmes nalgas.
Después, volvió a darle placer con su lengua y su boca en el coño pero ahora el pequeño agujerito estaba algo lubricado y suavemente introdujo la punta de un dedo en el.
La combinación de la boca chupando y comiéndole el coño y la penetración de el dedo de él en su culito fue el desencadenante de que ella se corriera largamente, allí, de pie, apenas se podía sostener mientras los espasmos llenaban de néctar la boca y las mejillas de su amante, el lamió con deleite aquellos jugos hasta el final.
Se tumbaron en la mullida alfombra, ella todavía se estremecía, el la acariciaba los hombros y el pelo pero ella se estremecía aun, así que la abrazó y le dijo suavemente al oído cuanto le gustaba. Tumbados como estaban y mientras ella se reponía el vio en la mesita del café la botella de champagne y las copas, mmmm, podríamos jugar a perseguir el champagne por la piel pensó, pero eso ya será otro relato…..
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Desde el Blog del erotismo esperamos que te haya gustado este relato erótico, en breve publicaremos mas
1 comentario sobre “La mujer de la chimenea, relato erotico”
Carlinhos
(28 mayo, 2012 -20:33)it is a wonderful article, i like it, thank you very much!
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